En otros
momentos de la Historia de la humanidad, se estaría especulando sobre si la
presente pandemia es un azote divino o no. Durante siglos hemos estado responsabilizando
al cielo de lo que sólo nosotros éramos culpables y el caso que nos ocupa, sin
entrar en mayores detalles ni juegos conspirativos o conspiranoicos, tampoco
creo que sea distinto.
Sin embargo,
el objeto del presente escrito no es el de buscar responsabilidades, divinas o
humanas, sino simplemente el reflexionar sobre la manera en que la humanidad
vive la Natividad desde hace siglos y en qué ha convertido esta conmemoración
anual del hecho más grande jamás acaecido en la Historia del hombre.
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