Mis Muy Queridos Hermanos:
Permitidme unas breves palabras en este día en el que conmemoramos nuestra festividad de San Andrés, aunque, como ya venimos viviendo en los últimos años, debamos hacerlo con las limitaciones y restricciones que la emergencia sanitaria en la que estamos inmersos nos obliga a aplicar.
Como no podría ser de otro modo, y tras enviaros todos y cada uno de vosotros mis mejores deseos de buena salud tanto a vosotros mismos como a vuestros allegados, el mensaje básico que quisiera transmitiros es de la Esperanza. Aquellos de vosotros que hayáis accedido a la condición de M.X. ya conoceis perfectamente la trascendencia de la Esperanza cuando se la asocia a San Andrés, el hermano de Simón Pedro. Los que aún no hayáis accedido a este grado, pronto lo comprenderéis todo con ayuda del Altísimo.
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