De todos modos, recordad que el nombre de “Andrés” significa “hombre” y que el primer seguidor de Cristo fué aquel que se llamaba “Hombre”. Y Cristo, en su Redención y por la Gracia de Dios, nos hace a todos, como Hijos de Dios y Hermanos en Él, “Hombres” en la acepción más trascendente del término. Por ende, quienes compartimos la Virtud de la Fe en Él, devenimos “hombres” realmente dignos de ser verdaderos miembros del género humano, implementando en nuestros corazones, no solo el vínculo normativo, sino el vínculo del Amor. Así es que por el Amor, pasamos del rigor a la Esperanza, al compartir, con el resto de la Humanidad, el mensaje de la Caridad.
Sí, es la Gracia que nos otorga Nuestro Señor Jesucristo junto el acceso a las Virtudes Teologales aquello que hace de nosotros los transmisores de su Mensaje entre el resto de hombres confundidos y dispersos por la Materia y la degradación moral.
Fijáos en la inmensa potencia que Cristo, con su infinito amor redentor, nos otorga por el hecho de creer en Él, esperar de Él y amar como nos enseña. Una potencia que viene simbolizada por el instrumento de martirio de San Andrés, el aspa: ¿no es, acaso, el símbolo matemático (x) de la multiplicación?
Ciertamente, la Cruz (el signo matemático +) suma el Amor a la condición de Hijos de Dios. Hace de nosotros Cristianos. Pero el ejercicio de esa condición de Cristianos nos multiplica entre los otros hombres. La multiplicación no deja de ser la suma de sumas.
Nosotros somos Masones Cristianos. Y esa no es una idea vacía. Por contra es una herramienta, un medio, un instrumento para hacer de nosotros, mediante la iniciación y la práctica de lo que nuestros rituales nos enseñan, mejores personas, más humanos, más fraternales, más respetuosos y respetables, más dignos, más empáticos, más comprensivos, más solidarios, más generosos, más conscientes del sufrimiento del prójimo… resumiendo: mejores cristianos.
¿Acaso nuetra Regla Masónica no nos compromete a ello? Nunca un masón y menos aún un masón cristiano, puede permanecer indiferente o mirar hacia otro lado ante el sufrimiento de nadie. Como decía la Regla de la Orden del Hospital: “los pobres y los enfermos son nuestros señores”.
Ciertamente el mundo es injusto y muchas veces incomprensible. Pero estamos aquí para intentar, en la medida de lo posible y de nuestras limitadas fuerzas, hacerlo mejor, más digno, más respetuoso y más caritativo. Más cristiano.
Caridad no es “limosna”. Es muchísimo más que eso: es conciencia, es implicación, es el ejercicio constante del amor cristiano. Siempre, siempre podremos hacer algo en bien del prójimo. En cualquier ámbito de la vida, profana o masónica. Aquí estamos “al lado de”, porque nuestros compromisos en realidad son de servicio. Dejemos de lado el planteamiento limitador del “¿porqué me pasa a mí?” y cambiémoslo por el de “¿qué está pasando? y ¿cómo puedo ayudar?”.
En estos tiempos de pandemia algunos de nuestros seres queridos nos han dejado. Desde aquí, un sentido recuerdo y una plegaria por todos ellos. Muchos otros se han visto afectados, en su salud, en su familia, en su vida cotidiana, en su economía… Igualmente un recuerdo y abrazo en Cristo Nuestro Señor para todos nuestros Hermanos afectados por la crisis sanitaria. Nuestros mejores votos y deseos de su rápido restablecimiento y de que todas las vivencias dolorosas que han sufrido pronto sean solamente un recuerdo.
Todos tenemos problemas. El Señor nos pone a prueba. A todos. Porque no hay problemas de 1ª y de 2ª. Cada cual tiene los suyos. Y todos son igualmente dignos de ser tenidos en consideración, porque nos condicionan la vida. Por tanto, intentemos añadir a la compasión, la comprensión. Es muy eficaz si queremos ayudar. Y una forma de ayudar es no aportar pesimismo ni catastrofismo. Ahora simplemente, no toca.
Mostrémonos y seamos siempre positivos, optimistas, constructivos y proactivos. Para eso tenemos Esperanza y las obligaciones sagradas de trasmitir serenidad y preservar la buena armonia a todos y entre todos. SIEMPRE.
Para desesperanzas ya está el mundo mediático y profano con toda su superficialidad. Nosotros somos otra cosa. Y, nunca mejor dicho, gracias a Dios.
Queridos Hermanos, tras la crisis que nos ha tocado vivir, se abre ante nosotros un período de Esperanza en muchos sentidos, un periodo de renovación y renacimiento; y el Gran Priorato de Hispania se suma a esta Esperanza con toda su fuerza y vigor. Yo, humildemente, me comprometo a ello.
Y todo el Gran Priorato de Hispania debe ser consciente de que él mismo, de que nosostros mismos somos un gran canto a la Esperanza. ¿O acaso no lo es el enorme trabajo, la gran fidelidad, la constancia y la resiliencia que han demostrado y demuestran siempre los miembros del G.P.D.H. americanos? Ya es hora de reconocer que vosotros, los Hermanos del G.P.D.H. de América, sois la gran Esperanza para nuestra Obediencia. Sois la puerta abierta al futuro. Os habéis ganado con vuestro esfuerzo el que se os considere como referentes y modelos a seguir. Desde Europa, nuestro gran abrazo fraternal y nuestra más profunda admiración. Habéis hecho que el Atlántico solo sea un charco.
No quisiera acabar esta breve alocución sin un cariñoso recuerdo hacia nuestro Muy Querido Hermano André Mortés, nuestro Gran Visitador de Honor del Gran Priorato de Hispania, y que en la actualidad, detenta la responsabilidad de ser el Gran Limosnario de Todas las Órdenes del Gran Priorato de las Galias (nuestra Obediencia “Madre”, que nos dió en su dia nuestra Carta Patente), pero que recientemente ha visitado el quirófano y está recuperándose de la intervención que le ha sido practicada. Siempre que ha podido se ha desplazado desde Francia hasta Barcelona para asistir a nuestras conmemoraciones de San Andrés y ayudarnos con su experiencia, sabiduría y sobre todo, su gran bonhomía, pero, obviamente, esta vez no le ha sido posible. Así que, desde aquí, Querido André, te enviamos un gran abrazo en Cristo Nuestro Señor, recupérate pronto y recibe nuestra felicitación en esta fecha de tu onomástica. Que tengas un excelente dia de San Andrés.
Hasta aquí estas palabras.
Mis Muy Queridos Hermanos, os deseo a todos y cada uno de vosotros y a los vuestros lo mejor con la ayuda de Dios, y que tengáis un excelente dia de San Andrés.
Recibid un gran T:.A:.F:. en N.S.J.C.
Ferran Juste i Delgado / G.C.C.S. Gran Maestro / Gran Prior
In O. Eques a Constanti Patientia
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