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SALUD, FUERZA Y UNIÓN

Igualmente, como ya hice en mi anterior trabajo dedicado a este tipo de trilogías, analizaré el tríptico: SALUD, FUERZA, UNIÓN desde distintas perspectivas, tendentes todas a demostrar lo bien fundamentado de su uso entre nosotros los Masones Rectificados, por bien que nos suene por su uso profuso e indiscriminado entre esta otra masonería que conocemos como “masonería liberal”, como no propia o alejada de los usos y costumbres que son los nuestros.


Con tal fin, utilizaré el mismo método que hice en Segovia, consistente en analizar el significado semántico de cada una de las tres palabras, significado en ocasiones pervertido por el uso y el transcurrir del tiempo, así como por una mala entendida evolución, que hace que las palabras, por los cambios sufridos por la sociedad y manera de entender su entorno marcado por la modernidad, pierdan su significado primigenio, y quiera hacernos creer que todo cambio es favorable al hombre y a la humanidad.


Del mismo modo que “cualquier tiempo pasado” no fue necesariamente mejor, todo cambio que hagamos en el presente, tampoco necesariamente ha de serlo. 


Volviendo al objeto de nuestro estudio, el Diccionario Enciclopédico Abreviado de la Masonería, de Lorenzo Frau Abrines, se refiere a la trilogía en cuestión en los siguientes términos: “Salud, Fuerza y Unión, o en sus correspondientes iniciales, S.·.F.·.U.·., es una fórmula con que encabezan sus documentos y escritos los masones que profesan el Rito Francés, según el sistema del Gran Oriente de Francia. También usaban indistintamente L.·.I.·.F.·., iniciales de Libertad, Igualdad y Fraternidad; o S.·.S.·.S.·., iniciales de Salud, Salud, Salud.” 


Queda establecida pues la relevancia de la trilogía SALUD, FUERZA y UNIÓN, a la que se equipara a otras conocidas –y a la antes mencionada-, que giran en torno al número 3 y sus significados, como son: SABIDURÍA, FUERZA y BELLEZA (refiriéndose a las tres Grandes columnas), o los tres medios para alcanzar la Verdad: Buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, pedid y se os dará, (1)  equivalentes a las virtudes teologales de Fe, Esperanza y Caridad. Es preciso destacar, que estas alusiones a los tres medios para alcanzar la Verdad y a las Virtudes Teologales, las he extraído de la explicación de un trabajo de un H.·. boliviano, de nombre Ernesto Aramayo Berdeja, practicante del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Sirva de muestra para todos aquellos que se empeñan en negar los orígenes cristianos de toda la masonería en general, con independencia de ritos.


A decir verdad, el tríptico SALUD, FUERZA, UNIÓN, proviene de la masonería francesa del siglo XVIII y su uso no se ha extendido entre la masonería inglesa del mismo modo que lo ha hecho entre la de origen francés, conocida entre los masones como masonería liberal. Sin embargo, nos encontramos que su uso es también muy presente entre la documentación usada por la Masonería Rectificada, surgida del Convento de Wilhelmsbad de 1782, efemérides que festejamos precisamente hoy, en que conmemoramos la Fiesta de la Renovación de la Orden.


La realidad es que la trilogía SALUD, FUERZA, UNIÓN, encabeza los principales documentos de la Masonería Rectificada, como son los Diplomas que entregamos a nuestros Maestros Escoceses de San Andrés, y las Cartas Patentes que son entregadas por el Directorio General a nuestras Logias de San Juan y San Andrés.


 La masonería especulativa tomó forma –como ya hemos dicho- en el siglo XVIII, siglo conocido también como “Siglo de las Luces”, y la masonería continental europea (en una época en que el Canal de la Mancha representaba una separación en todo orden de cosas, superior a la mera distancia geográfica) quedó marcada para siempre por la Revolución francesa de 1789 y todos los cambios que conllevó en el orden social y político, que trastocaron también el ámbito de las ideas hasta entonces establecidas.


Estos cambios supusieron a la práctica la irrupción de un nuevo poder e influencia protagonizado por la creciente burguesía que desplazó a la aristocracia y la monarquía absolutista, instaurando un nuevo orden de cosas en el que Dios y la Religión también fueron desplazados, ocupando su lugar la “diosa” razón. Este cambio de perspectiva dirigido y protagonizado por la nueva clase surgida de la burguesía, si bien supo movilizar la desfavorecida población conocida como los “sans culotte” en provecho propio, no logro tan rápidamente desplazar a Dios y la Religión de la vida de esas gentes.


Igualmente sucedió en la vida de las Logias francesas de la época, cuya actividad quedó evidentemente interrumpida por la Revolución y que al retomar su actividad progresivamente pocos años después, tuvieron que ir posicionándose ante el nuevo estado de cosas. Se vieron así llevados a tener que hacer una nueva “lectura” más acorde con la nueva situación, pasando diversos objetos de la Logia que hasta entonces habían tenido un poder central y capital, a la categoría de meros “símbolos” como sucedió con la Biblia que de Volumen de la Ley Sagrada pasó a ser meramente un “símbolo” para los masones, llegando algunas Logias en nuestros días a presidir los Trabajos, simplemente un libro con las páginas en blanco, para facilitar que cada uno viera en él lo que quisiera en aras de la “libertad absoluta de conciencia” que lidera hoy el Gran Oriente de Francia, como máximo representante de la masonería dicha liberal.


He ahí las razones por las que nociones como “las Tres Luces de Orden” o trilogías como “Libertad, Igualdad, Fraternidad” o “Salud, Fuerza, Unión” hayan subsistido en masonería sufriendo una serie de cambios en su significado, vistos por unos como “evolución” y por otros -entre los cuales el Rito Escocés Rectificado-, como una perversión de las mismas, razón explicada por el hecho que si bien el Rito Escocés Rectificado es hijo de la masonería francesa de la época, no comparte en absoluto la supuesta “evolución”, sino que lo ve como una perversión en los términos.


La descristianización que a la práctica se produjo en la masonería inglesa con la promulgación de las Constituciones de Anderson y Désaguliers de 1723, que rebajaban las expectativas de la constitución de los Moderns o Modernos y que se rebajaron aún más en la segunda modificación de 1813, que permitiría un entente cordiale con el fin de reunificar a Antiguos y Modernos y dar lugar a un deísmo que permitiera la entrada de judíos, musulmanes y un espectro más amplio de población, tuvo su reflejo al otro lado del Canal en Francia, con el cambio propiciado por la Revolución. Es en este contexto que nace el Régimen Escocés Rectificado, como una Reforma de la masonería ante el cariz y descreimiento que tomaban las cosas. Pero las circunstancias estaban en su contra y la Reforma que tenía que devolver la Masonería a sus orígenes tradicionales y a una visión trascendente del hombre y la humanidad, fue absorbida por el torbellino de los acontecimientos, desapareciendo en Francia, languideciendo hasta su extinción en Alemania, y subsistiendo en el refugio de Suiza, hasta que las nuevas circunstancias permitieron su retorno al país de origen, renaciendo de sus cenizas cual ave Fénix, siendo no por casualidad esta ave -junto a la figura del Pelícano, que se arranca sus propias entrañas para dar de comer a sus polluelos-, emblemas particulares del Régimen Escocés Rectificado.


El cambio general en la orientación afectó también a nociones que hasta entonces habían sido referentes en la Masonería. De ahí que unas palabras que definían unas cosas pasaran a tener otro significado. Pero la verdad es tozuda y acaba nombrando a las cosas por su nombre como ahora veremos.


Entremos pues a analizar cada una de las palabras de la trilogía: SALUD, FUERZA, UNIÓN, desde la perspectiva de la Masonería Rectificada, perspectiva que no es otra que la de la Tradición cristiana.


SALUD, FUERZA, UNIÓN 

En nuestros días, la noción de salud se asocia vulgar y exclusivamente al bienestar del cuerpo, pero por poner un ejemplo, en las Sagradas Escrituras, el propósito de las mismas en cuanto a la salud, es antes teológico que médico.


Si consultamos el diccionario de la Real Academia de la Lengua, veremos que efectivamente, que salud (del latín salus, salütis) significa: estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones, o también, las condiciones físicas en que se encuentra un organismo en un momento determinado. Pero también -continua diciendo más adelante- significa Salvación, en el sentido de consecución de la gloria eterna. Si vamos al diccionario enciclopédico Larousse de lengua francesa (de donde al fin y al cabo proviene la trilogía que estamos analizando), la palabra “salut” viene traducido directamente por “salvación”, en el sentido indistinto que esta salvación sea del cuerpo o del alma, finalizando por su uso como interjección, que traducido, equivaldría a un “hola”, que en francés se usa como saludo, tanto para decir “hola” como “adios”. En lengua española, también se utiliza esta interjección como forma de saludo para saludar a alguien o desearle un bien.


Siendo la palabra SALUD que forma parte de la trilogía analizada, originaria en lengua francesa, nos da que pensar que el sentido primero de la misma era el de Salvación, sentido que por otra parte resulta perfectamente plausible, pues para un cristiano, la mayor salud, el mayor beneficio es la Salvación de su alma. Queda en detrimento de esta visión que atribuimos a la palabra, el mero saludo, que en francés también tiene sentido. Sin embargo, vemos en la aplicación de la traducción en lengua española, una traducción interesada que no favorecería su sentido primero.


Los diccionarios ahí están; que cada uno juzgue como le parezca más oportuno y según su gusto su significado, pero lo que quiere decir ahí está.


SALUD, FUERZA, UNIÓN 

La Fuerza, es la tercera de las virtudes cardinales del cristiano, junto a la Prudencia, la Justicia y la Templanza. Siendo la virtud, una disposición habitual y firme para hacer el bien, concuerda perfectamente con el sentido para todo masón –sin adjetivos- de ser un hombre virtuoso, solo que desde la visión de la masonería liberal que ha desplazado a Dios del eje central que tenía en la vida y existencia del hombre, el sentido y connotación para Fuerza, deja de tener sentido, quedando asociado únicamente a la fuerza bruta, a no ser que se quiera darle la noción de fuerza de voluntad, pero en ese caso requiere de adjetivos para llegar a explicarse.


Fuerza, como virtud, queda pues claramente asociada a la virtud cardinal cristiana, con lo cual, tenemos aquí un claro indicio del cristianismo de la masonería especulativa, cristianismo que algunos solo reconocen a la antigua masonería de oficio, y aún a regañadientes.


SALUD, FUERZA, UNIÓN 

La unión de todos los hombres de la tierra, es uno de los teóricos objetivos de la francmasonería. Simbolizada por la Cadena de Unión, la francmasonería aboga por la alianza de todos los masones de la tierra. Pero como todos vosotros sabéis y podéis constatar día a día, la realidad es muy otra, y la francmasonería es una de las instituciones que se encuentra más dividida y dispersada, cuando otro de los lemas masónicos que todos vosotros conocéis y habréis oído, es precisamente “reunir lo disperso”.


Si realmente el significado de la tercera palabra de la trilogía masónica que estamos viendo consistiera únicamente en reunir lo disperso, el fracaso sería estrepitoso. Los hombres y mujeres de este mundo, y al igual los masones, no se entienden y esto es constatable.


¿A qué unión estarán invocando los masones, pues? Si analizamos la cuestión desde la óptica de la Religión, óptica por otra parte que le es propia al Régimen Escocés Rectificado, veremos que las Escrituras nos dicen que en un principio el hombre estaba en comunión con Dios, en Unión con él. Pero que en un acto de ejercicio de su libre albedrío con que el Creador lo había dotado, cometió pecado de orgullo, desobedeciendo los designios del Sumo Hacedor, incurriendo en la Caída y rompiendo por su falta todos los canales de comunicación directa y perdiendo justamente todas las prerrogativas que lo mantenían unido a Él. Desde entonces, el ser humano se encuentra dividido contra sí mismo, y ni se entiende, ni entiende a los otros hombres, ni el entorno que le rodea.


Hasta que el hombre no recupere la Unidad con Dios, objeto por otra parte de la Salvación que supone para el hombre la venida de Cristo, el hombre no será Uno con Dios, y continuará permaneciendo dividido incapaz como está en su condición actual caída, de concebir la Unidad. Desde esta perspectiva, la unión con los otros hombres, la unión de la humanidad, la unión de los masones, el “reunir lo disperso”, es del todo imposible, al menos en este mundo.


Luego, después de lo que acabamos de decir, la trilogía SALUD, FUERZA, UNIÓN ¿acaso no recobra un sentido más coherente para aquellos que se nos supone Iniciados? La SALUD, entendida como el mayor de los bienestares para un creyente, que es la Salvación de su alma, apoyada por la FUERZA de la fe en la Salvación en Cristo, nos procurará sin lugar a dudas recuperar la ansiada UNION con Dios, nuestro Padre.


De este modo, una trilogía, aparentemente vacía de contenido, a la Luz del Evangelio, recupera para los Masones Rectificados su auténtico significado.


(1) En el catecismo por Preguntas y Respuestas de nuestro Ritual de Aprendiz, en su página 118, se nos recuerda esta misma trilogía, relacionándola con tres pasajes del Evangelio (Mt 7, 7-11; y Lc 11, 9-13).


Justa y Perfecta Logia TAU nº 2


Ramon Martí Blanco

Gran Maestro Emérito del 

GRAN PRIORATO DE HISPANIA 












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