Breaking

SALOMÓN Y EL TEMPLO

Aunque la masonería actual procede de las diversas corrientes esotéricas del occidente y de las adaptaciones de los antiguos rituales operativos que tuvieron lugar durante el siglo XVIII; sin embargo, su origen real se remonta mucho más lejos en el tiempo, más allá incluso de los gremios y corporaciones de constructores medievales.


Dicho origen, según consta en los propios documentos masónicos, hay que buscarlo en la construcción de la casa de Jehová o Templo de Salomón. Fue este sabio rey, el que está rodeado de una aureola que lo situan entre los grandes hombres de la humanidad, comparado con algunos historiadores con figuras tan trascendentales como Alejandro El Grande. El Templo de Salomón forma parte de la esencia misma de la masonería, que actualiza permanentemente su contenido espiritual a través de sus ritos y símbolos empezando por el de la propia logia, que tiene en él su modelo o prototipo; ello se manifiesta en la actualidad a través de sus mitos y leyendas, que recogen los eventos más destacados y fundamentales de su historia sagrada, entre las que se puede mencionar la del Maestro Hiram, en la historia insertada en la iniciación del grado de Maestro Masón.


Según las tradiciones masónicas el Rey Salomón, con la construcción de este Templo dedicado a Dios, cumplió con la voluntad de su padre el Rey David. El Templo expresa la unión del alma con el espíritu, e igualmente expresa arquitectónicamente ese mismo matrimonio, el matrimonio sagrado entre la tierra y el cosmos, ya que su construcción se efectuó de acuerdo con el modelo cósmico, según el cual el mundo terrestre aparece del mundo celeste, cumplimentándose el principio de la correspondencia “como arriba es abajo; como abajo es arriba”. Según Flavio Josefo en sus “Antigüedades Jurídicas”, la razón de ser de cada uno de los objetos del Templo es recordar y representar al Cosmos. Por ello, el propio Templo en su integridad y cada una de sus partes, constituyen expresiones simbólicas de ese Cosmos que representa.


Al examinar nuestras logias, se aprecia que al igual que el Templo de Salomón, constituyen una representación simbólica del Templo y por tanto del Cosmos.


En la tradición judía se supone que el Rey David recibió los planos del Templo con la información exacta de su forma y medidas en un pergamino entregado por uno de los profetas, suponiéndose que este pergamino le fue entregado a Moisés por el propio Dios y desde entonces fue custodiado hasta que llegó el momento de la construcción. La propia religión cristiana también aceptó el origen divino de los trazos del Templo.


Sobre el Rey David el Corán, en el Sutra XXVII (27), le atribuye que cuando joven, siendo un pastor que mantenía un estrecho contacto con la naturaleza, logró aprender el idioma de los pájaros lo que le permitió conocer todos los secretos de la naturaleza, conocimientos que le permitió a su hijo Salomón que éste lograra una gran sabiduría en especial de las leyes del Universo y a partir de esos conocimientos procurar conocer la armonía que prevalece en el Cosmos.


Tal como señalé anteriormente, el Templo de Salomón está vinculado estrechamente con la propia esencia de la masonería simbólica. Cabe señalar que la propia logia en muchas de sus características constructivas se basa en el modelo del Templo. Al respecto el Diccionario Enciclopédico Masónico señala: “El Templo de Salomón en su acepción masónica, Templo alegórico, imagen y reproducción del Universo y de todas las maravillas y perfecciones de la creación, que es fuente de luz y de verdad que la francmasonería ha adoptado como prototipo para la enseñanza y la aplicación simbólica de sus doctrinas”.


Las propias leyendas y mitos masónicos recogen y hacen suyos, muy asiduamente, leyendas sagradas tal como que la construcción del Templo donde se señala que vinieron, desde diversos confines de la tierra a Jerusalem, masones para hacer frente a la magna tarea de construcción de un Templo para Dios; la propia Biblia, al referirse a ese hecho señala que vinieron miles de constructores dedicados a acometer esa tarea de carácter divino. La propia leyenda masónica alude a que el Rey Tirio Hiram dice a Salomón: “Te envío a Hiram Abif, hombre hábil dotado de inteligencia que sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la piedra y la madera, la púrpura violeta, el lino fino y el carmesí. Sabe también hacer toda clase de grabados y ejecutar cualquier obra que se proponga”. Así pues, el maestro Hiram aparece como heredero de una antiquísima tradición de artesanos que abarcan numerosos oficios o técnicas, todas las cuales fueron aplicadas en la edificación del Templo. A ese respecto, habría que añadir que hasta producirse esa construcción, el pueblo hebreo había llevado una forma de vida enteramente nómada y por consiguiente su concepción del mundo respondía a varios parámetros sensiblemente distintos a aquellos por los cuales se regían los pueblos sedentarios, los cuales desarrollaron más particularmente las artes ligadas a la metalurgia y a la construcción; es decir, que Salomón tuvo necesariamente que recurrir a quienes conocían perfectamente las leyes de la geometría del alma del mundo, la cosmogonía y además eran poseedores, por tanto, de las técnicas constructivas necesarias para expresarlas lo más exactamente posible. Con esa fusión se hizo posible la “conjunción” de dos formas de civilización: la nómada y la sedentaria, conjunción en la que habría que ver, en efecto, el origen más antiguo, históricamente hablando, de la tradición masónica.


En este sentido, se debe tener presente que en el contexto bíblico los nómadas eran los descendientes del pastor Abel y los sedentarios del agricultor Caín, a quien le atribuye la Biblia ser el primero en construir una ciudad (Ge.4:17). La primera de esas civilizaciones pertenece a la tradición representada por Salomón y la segunda a la representada por Hiram por lo de la construcción del Templo, además también contribuyó a la reconciliación de los herederos respectivos de Abel y Caín, abriéndose una nueva página en la historia que repercutirá en el posterior desarrollo de la civilización occidental, especialmente en la Edad Media, en la que el Templo de Jerusalem fue considerado siempre como la imagen misma del “centro espiritual” y prototipo de arquitectura sagrada. El simbolismo en la masonería, no está sólo vinculado a los aspectos constructivos de las logias; sino que, además en sus rituales, tales como el ritual de la apertura de las logias, ritual que consagra, en el verdadero sentido de la palabra, los trabajos que en ellas se desarrollan y el ritual de las iniciaciones que alude a la transformación espiritual del profano en un hombre nuevo y superior, que constituyen los de mayor relevancia espiritual en el trabajo de las logias masónicas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario