VIRTUDES CARDINALES
ASÍ COMO EN LAS VIRTUDES TEOLOGALES, EL USO Y LA PRÁCTICA DE LAS VIRTUDES CARDINALES, COMO ARMAS SIMBÓLICAS PARA EL CABALLERO, SON UNA RESPUESTA A LAS HERIDAS INFLIGIDAS POR EL PECADO Y QUE LE CONDUCIRÁN AL CONOCIMIENTO Y A LA SABIDURÍA, YA QUE ÉSTAS PROVIENEN DE DIOS E INDICAN EL CAMINO A SEGUIR HACIA LA VERDAD Y HACIA LA LUZ. Y SI NOTARA DESFALLECER EN ALGÚN MOMENTO O BIEN SINTIERA LA SENSACIÓN DE NO VER FRUTO ALGUNO EN SU TRABAJO Y ESFUERZO, DEBE SEGUIR LUCHANDO Y NO DESALENTARSE, YA QUE SU FUERZA PROCEDE DE SU INTERIOR, CUANTO MÁS CREA EN SÍ MISMO, MÁS FORTALECIDO SE SENTIRÁ Y MÁS CERCANO A SU OBJETIVO SE HALLARÁ. ESTAS SON LAS VIRTUDES CARDINALES: PRUDENCIA, JUSTICIA, FORTALEZA Y TEMPLANZA.
LA PRUDENCIA HACE AL CABALLERO JUICIOSO Y CON BUEN SENTIDO COMÚN, QUE SABE DISTINGUIR ENTRE EL BIEN Y MAL PARA SEGUIR UN CAMINO O EVITAR OTRO. LE HACE MODERADO CON CORDURA, CON CAPACIDAD DE DISCERNIMIENTO. LA PRUDENCIA, ES PUES, UNA VIRTUD DE SABIDURÍA PRÁCTICA, QUE ACIERTA SIEMPRE EN LA MANERA DE ACTUAR Y ENSEÑA A TRIUNFAR EN LA VIDA. ES UNA VIRTUD PROPIA DEL HOMBRE MADURO Y CON SABIDURÍA. JESUCRISTO ALABA AL HOMBRE PRUDENTE QUE EDIFICA SU CASA SOBRE ROCA Y NOS DA ESTE MAGISTRAL CONSEJO: “SED PRUDENTES COMO LAS SERPIENTES Y SENCILLOS COMO LAS PALOMAS”.
LA JUSTICIA HACE AL CABALLERO JUSTO YA QUE SIN JUSTICIA PUEDE LLEGAR A SER INJURIOSO Y OFENSIVO DESTRUYENDO LENTAMENTE, CON ESA ACTITUD, SU ALMA. ESTA VIRTUD ES FUNDAMENTALMENTE RELIGIOSA Y SE SUELE IDENTIFICAR CON LA SANTIDAD. SOLO DIOS ES JUSTO, PORQUE SÓLO ÉL ES SANTO. LA JUSTICIA ES LA MANIFESTACIÓN DE LA SANTIDAD DE DIOS ANTE LOS HOMBRES, QUE EXIGE DE ELLOS LA PERFECCIÓN MORAL EN EL BIEN.
LA FORTALEZA DOTA AL CABALLERO DE LA FUERZA NECESARIA, UNA DE LAS VIRTUDES MÁS IMPORTANTES, QUE LE AYUDARÁ A NO SER ESCLAVO DE LOS SIETE PECADOS CAPITALES (SOBERBIA, IRA, CODICIA, GULA, PEREZA, ENVIDIA Y LUJURIA), YA QUE ÉSTOS ENGENDRAN FLAQUEZAS EN EL CORAZÓN Y AUNQUE NO PUEDA LLEGAR A ERRADICARLOS TOTALMENTE SI PODRÁ CONSEGUIR CONTROLAR Y MINIMIZAR SUS EFECTOS SIENDO HUMILDE DE CORAZÓN.
LA TEMPLANZA HACE AL CABALLERO MESURADO Y EQUILIBRADO EN SUS PENSAMIENTOS Y DECISIONES, SIN ELLA NO TENDRÁ MEDIDA SOBRE SUS ACTOS NI SE HONRARÁ A SÍ MISMO. DEBE SER MODERADO EN SUS DESEOS Y EN SUS TENTACIONES ANTEPONIENDO EL USO DE LA RAZÓN, DE ESE MODO LOGRARÁ DOMINAR SUS PASIONES.